viernes, 1 de octubre de 2010

A tí

Tengo una hermana de sangre pero un hermano de corazón. Aquel amigo incondicional que está conmigo ya hace varios años en mis alegrías y tristezas, esa luz en la distancia, el reposo de mis ansias. Aquel hermano que siempre me da la mano sin esperar nada a cambio. Es mi amigo, mi hermano, parte de mi familia y de todo lo que me rodea. Es el que calma mis turbulencias, el que siempre me tiene paciencia.

Lo conocí cuando el verano ya iba a llegar a su fin, Marzo del 2005 para ser exactos. Yo venía de tener un paso frustrado en la carrera de Administración de la misma universidad, estuve cerca de año y medio intentando sobrellevar la carrera aunque yo siempre supe que quería estudiar Comunicaciones.

Por cosas del destino y sin haberlo planeado me fui a Miami por un mes con mi familia, y es ahí cuando mi madre me da la posibilidad de retirarme de la carrera y postular a Ciencias de la Comunicación.

Ahí me di cuenta que el camino siempre está escrito, porque Dios, el destino y la vida me pusieron en el lugar indicado, en el año oportuno y en el salón correcto. Aquel salón donde sin imaginar iba a encontrar a mi confidente, a la persona que sería participe y cómplice de tantos logros.

Eres tu el que no solo aplaudió mi éxito sino que cuando falle me mostraste mis errores y borraste mis temores porque eres amigo y el nombre no te queda grande.

Espero nunca perderte. Espero siempre tenerte hasta el fin de mis días porque la vida me regalo tu compañía y eso lo valoro como no tienes idea.